¿Alguna vez te has detenido a pensar en por qué crees lo que crees? Un paradigma es como un par de lentes que te dan el mundo. Son esas ideas fijas que te dicen cómo “es” la realidad. Y, no lo vamos a negar, desde que nacemos, nos llenan de ellos.
A ver, está lo religioso, ¿no? Ese dios allá arriba, que te juzga. Y lo social: que la imaginación es solo para soñadores, que la realidad es esto que tocas. Todo eso te lo meten en la cabeza desde niño. Y, ¿sabes qué? Esa forma de pensar, esos paradigmas, es lo que te impide entender la verdadera realidad.
La realidad es que no hay dios allá arriba, está en tu interior, por lo tanto, tú eres el creador. Tu imaginación es real, más real que esto que ves. Y, claro, suena loco si tienes esos lentes puestos. Te dicen “estás loco de remate”. Pero, ¿y si tuvieras razón?
Es impresionante cómo a lo largo de la historia, muchas personas que se atrevieron a cuestionar lo establecido y a compartir verdades incómodas terminaron siendo silenciadas. Ya sabes, los clásicos casos de desprestigio, crucifixión, o peor aún, los convirtieron en religión, que es aún más irónico. Transformar sus enseñanzas en dogmas rígidos, llenos de reglas, justo lo contrario a lo que ellos defendían.
Para entender la verdadera realidad tienes que derribar esas viejas creencias. Tienes que cuestionar todo lo que crees. No es fácil, te lo digo. Da miedo. Pero, ¿no te da más miedo vivir una vida que no elegiste? Goddard te invita a despertar. A darte cuenta de que tienes el poder de crear tu propio mundo. Y eso, mi amigo, amiga, vale la pena el esfuerzo.